Son espacios de interacción gratuita. Como aprovecharlos.-
Interesante articulo del Dr. Ariel newman.
Por lo general, las redes sociales en Internet logran notoriedad de la mano de historias de púberes y adolescentes. Sin embargo, dependiendo del uso que se les dé, pueden ser de suma utilidad para el desenvolvimiento del negocio profesional.
Al respecto, cabe distinguir entre las redes sociales propiamente dichas, las redes profesionales y las específicas de abogados.
Según el tipo de práctica jurídica que se tenga, el perfil de cliente que se busque y lo que se pretenda obtener de la interacción on line, habrá que desplegar una estrategia con presencia en unas, en otras o en todas ellas.
Como común denominador, las redes sociales habilitan un perfil de usuario, en donde se incluyen voluntariamente datos de contacto, experiencias académicas y laborales. En función suyo es posible contactar a otros miembros de la red e interactuar con ellos, sea en una relación uno a uno, sea a través de grupos de interés que congreguen a personas con inquietudes similares.
Allí, entonces, será posible encontrar no sólo a colegas y competidores, sino también a clientes y potenciales clientes.
A priori, puede pensarse que la “gente importante” no utiliza este tipo de vías de contacto. Sin embargo, casos como el de Barack Obama desmienten rotundamente esta afirmación.
En el terreno propiamente de la abogacía, si bien es cierto que en las redes masivas es difícil dar con un socio de una megafirma norteamericana o con el general counsel de una multinacional, no menos real es que existen redes reducidas en su tamaño, en las que aquellos personajes interactúan y comparten experiencias y conocimientos.
Es, por caso, el modelo de Legal OnRamp, una red a la que sólo se accede por invitación y que nuclea a los abogados de los estudios jurídicos más grandes de los países anglosajones y a los directores de legales de las principales compañías del planeta.
Segunda representación apriorística sobre los beneficios de la participación en comunidades virtuales: los abogados no suelen compartir conocimientos.
En redes como la mencionada, sin embargo, la máxima –o el prejuicio, según quiera vérselo– no aplica en lo más mínimo. Allí es posible realizar una pregunta en los foros y obtener respuestas mucho más que jugosas de parte de colegas con ánimo de colaboración; acceder a papers, opiniones legales y memos; y nutrirse con audios y videos on line sobre todas las ramas del derecho.
En otros espacios, con menos barreras de entrada, el compartir también sirve para enriquecer el conocimiento propio. Es el caso de grupos como los que ofrece LinkedIn, donde, por ejemplo, Marketing de Abogados oficia como centro de encuentro para profesionales del derecho de todo el mundo.
Se trata, simplemente, de experimentar herramientas disponibles. Ver cuáles se adaptan a las necesidades, comodidades y culturas del negocio, y cuáles no.
Para profundizar en ello y adentrarse en cómo pueden aprovecharse las herramientas digitales para el ejercicio profesional, puede seguir leyendo haciendo clic AQUI
Por Ariel Alberto Neuman
aneuman@articulouno.com
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