
Un importante aporte de Articulo Uno
Crisis por oportunidad. Problema por desafío. Reducción por reestructuración, y así, el cúmulo de palabras políticamente incorrectas vuelve a dejar lugar a una serie de conceptos que invitan a ver el vaso un cuarto lleno, cuando los tres cuartos restantes ya se han evaporado.
Más allá de las palabras, en la práctica el primer impulso frente a la crisis suele ser el recorte de gastos considerados superfluos. El punto, claro, es que muchas veces lo que se considera superfluo no lo es y lo que es visto como esencial suele ser simple acostumbramiento.
Es más: lo que para algunos es lujo, para otros es parte sustancial del negocio.
¿Qué hacer, entonces, en tiempos en que todo parece decir que los clientes se moverán con pie de plomo embebido en concreto, con grilletes amurados a un ancla enclavada en el fondo del mar? Las claves acá son dos: permanecer y desarrollar.
Permanecer se traduce como “no dejar de invertir en aquellas cuestiones que hacen del estudio una marca o una empresa visible y con buena imagen”.
En otras palabras, si en el recorte de gastos se está pensando en discontinuar la participación en congresos, la membresía a foros empresarios, la actualización del sitio web, el envío de newsletters o el recorte de personal sin ningún tipo de programación, lo más probable es que se genere un círculo vicioso en el que el malestar laboral o la reducción de la firma a su mínima expresión provoquen una merma mayor de trabajo que reanude el ciclo mortal.
Desarrollar, en tanto, es generar oportunidades de negocio o de ahorro para los clientes a través del trabajo del estudio.
Reorganizaciones societarias, planificación tributaria, relaciones laborales, seguridad informática, auditorías en materia de propiedad intelectual o en lo relacionado con derecho ambiental pueden ser espacios poco explorados por las empresas y que les agregarían valor.
Apuntando ya a ideas más concretas de negocios, la conformación de clusters o cadenas productivas entre los clientes del estudio, generando las condiciones para que puedan complementarse y salir a competir al mercado con otras armas, puede ser el comienzo de una fantástica sociedad.
Lo importante, en cualquier caso, es no retroceder en el espacio ganado, afianzar los vínculos con los potenciales clientes e, indirectamente, mostrarle al mundo que su firma está en condiciones de aportar soluciones creativas y eficaces a quien quiera trabajar con ella.
Regodearse con un tango de frente marchita o con el dolor de ya no ser es pernicioso en cualquier situación, pero mucho más en un contexto de incertidumbre.
Medir los gastos, pero sin descuidar estrategias, planes y acciones de crecimiento es la vía más adecuada no sólo para campear el temporal, sino también para salir fortalecido una vez que amaine.
Por Ariel Neuman
aneuman@articulouno.com
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